AFP


Defensores estadounidenses de los migrantes acusaron el miércoles al gobierno de Donald Trump de mantener deliberadamente separadas a las familias de los indocumentados que llegan a la frontera, pese a que oficialmente esa política fue oficialmente abandonada.

Una veintena de políticos de Nueva York, representantes religiosos, militantes de asociaciones y abogados instaron a combatir a Trump y a abolir la policía de fronteras ICE, en un acto frente al Cayuga Centers, en East Harlem, convertido en uno de los símbolos de la política de separación familiar en esta ciudad considerada un bastión demócrata y pro-inmigrantes.

Citaron el caso de un padre demandante de asilo al que las autoridades liberaron tras haberle colocado una tobillera electrónica pero le impidieron reunirse con sus hijos, enviados a un centro de acogida en Nueva York.

Según sus abogados, las dos hijas de nueve y cinco años de este inmigrante, un hondureño identificado únicamente como Héctor, están retenidas en Cayuga.

Un magistrado de California ordenó al gobierno de Donald Trump reunir lo más rápidamente posible a los hijos de los migrantes con sus padres detenidos en la frontera. Ante las dificultades existentes para cumplir esa resolución, el juez Dana Sabraw otorgó el lunes un plazo a las autoridades.

De acuerdo con los abogados, Héctor, que llegó a Estados Unidos en enero, intenta desde hace más de un mes recuperar a sus hijas, detenidas y separadas de su madre, que permanece bajo arresto tras haber atravesado la frontera entre México y el estado de Texas en junio.

Héctor esperaba llegar a Nueva York el miércoles pero los servicios de inmigración, que deben autorizarlo a viajar, se lo impidieron, según Michael Avenatti, uno de sus defensores.

Este abogado, que se hizo célebre tras representar a Stormy Daniels, la estrella porno que afirma haber mantenido una breve relación con Donald Trump, está actualmente concentrado en el tema de las familias separadas.

Avenatti acusó el miércoles al gobierno de "seguir enviando un mensaje viciado" que dice "a los hombres blancos (los estadounidenses) que para que triunfen se debe privar de su dignidad a las mujeres, los musulmanes, los migrantes... Pero ellos también son nuestros", insistió.

El centro Cayuga, que tiene un contrato con el gobierno federal, recibió desde mayo a unos 250 niños enviados desde la frontera mexicana, a miles de kilómetros de distancia, sin que sus padres ni las autoridades de la ciudad fueran informados al respecto.

El papel de este centro fue revelado a fines de junio por un canal local de televisión que mostró a unas niñas arribando al lugar de incógnito, acompañadas por una adulta.

Las autoridades estadounidenses admitieron el martes que hasta ese día menos de la mitad de los 102 niños menores de cinco años separados de sus padres en la frontera se habían vuelto a reunir con éstos.

Según afirmaron, algunos de los padres permanecen detenidos, otros tienen pesados antecedentes judiciales y otros han sido expulsados del país.